La reforma laboral, de la que ayer se cumplió un año, ha rebajado significativamente las estadísticas de temporalidad del mercado de trabajo, el principal objetivo de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Siempre hay resquicios legales para buscar alternativas que permitan jugar con el comodín de la temporalidad. Y una de ellas es escudarse en el periodo de pruebas.
La nueva normativa eliminó los contratos por obra o servicio y, desde entonces, las empresas tienen que ver si cumplen los requisitos para firmar un contrato temporal y, si no, deben firmar indefinidos o fijos-discontinuos. Para sortear la nueva casuística, muchas empresas están optando por firmar contratos indefinidos, pero extinguirlos cuando ha pasado el periodo de prueba, que dura, en función de los puestos, entre dos y seis meses.
Entre enero y septiembre (últimos datos disponibles) han perdido su empleo 835.400 trabajadores con un contrato indefinido, lo que supone un aumento del 178%…..